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Una muestra en el Palacio Carlos V y en el Centro José Guerrero repasa los ‘años americanos’ del pintor granadino

La macro exposición ‘The presence of black’ rinde homenaje a José Guerrero (Granada, 1914-Barcelona 1991) en el centenario de su nacimiento. Con base en el Palacio de Carlos V y en el propio Centro José Guerrero, la muestra acoge obras realizadas entre 1950 y 1966. Se trata de más de 100 lienzos, grabados dibujos y ‘frescos portátiles’.

Muchos se exhiben por primera vez en España y proceden de grandes pinacotecas como el Museo Guggenheim de Nueva York, el Wright Museum of Art de Wisconsin o el Reina Sofía de Madrid y Patrimonio Nacional, además de colecciones privadas y de la propia familia.

‘The Presence of Black’, abierta hasta el 6 de enero, es la primera inmersión monográfica, en profundidad, en los años americanos del pintor, aquellos en los que José Guerrero se desprende del lenguaje figurativo precedente y los que más determinará su camino y su propia voz plástica.

Comisariada por la directora del Centro José Guerrero, Yolanda Romero, y el coordinador de exposiciones de la institución granadina, Francisco Baena, la muestra exhibe además un importante conjunto documental que incluye catálogos, fotografías, documentos y escritos de José Guerrero.

Paso a paso

La exposición se inicia con las primeras incursiones del pintor en la abstracción a través de los grabados y los experimentales ‘frescos portátiles’. Después, continúa con su posterior y plena integración en el expresionismo abstracto americano mediada la década, y finaliza en el momento del reencuentro con su memoria española y el regreso a su país de nacimiento en 1965.

‘The Presence of Black’ se divide  en cinco secciones. La primera, La abstracción biomórfica, se centra los primeros trabajos que José Guerrero realiza tras su llegada a Estados Unidos, en noviembre de 1949, en el Atelier 17, con los que además de aprender las técnicas del grabado el pintor ensaya otros lenguajes para llevar hasta sus últimas consecuencias su evolución hacia la abstracción.

En la titulada Pintura y arquitectura, una de las novedades de esta retrospectiva, se muestra a un Guerrero muralista que pretende integrar en la pintura los nuevos materiales que la industria de la construcción proporcionaba (uralita, ladrillos refractarios, bloques de cemento) y a los que denomina ‘frescos portátiles’.

La Capilla del Palacio de Carlos V acoge, entre el medio centenar de obras expuestas, un conjunto significativo de grabados y de estos paneles, que nunca antes se habían exhibido.

La sección De las bioformas al gesto la componen obras realizadas por Guerrero desde los inicios de los años 50 hasta mediada la década, entre ellas grandes lienzos como Black Cries, pintado con motivo del nacimiento de su hija Lisa; Ocultos, Signos, Ascendentes, Black Followers y Signo, una estación intermedia o fase de transición dentro de la evolución de su obra.

En la cuarta sección, El expresionismo abstracto, aparecen obras en las que el pintor muestra signos claros de cambio, gracias al uso de colores provocativos sumados a formas dramáticas, en los que el negro ocupa un notable protagonismo que le permite trasladar al lienzo su mundo emocional.

La memoria revisada, en torno a 1962-1963, la componen obras consideradas como el prólogo de su vuelta a España en 1965, obras cuyos títulos están relacionados con la patria del pintor: Albaicín, La Chía, Sacromonte, Andalucía (Aparición).

Los Guerrero residirán entre Frigiliana (Málaga), donde adquieren y remodelan un cortijo al que vuelven desde entonces todos los veranos; Cuenca, ciudad animada por el ambiente creado en torno al Museo de Arte Abstracto Español, y Madrid.

La figura de Federico García Lorca ocupa un lugar destacado dentro de este apartado. Guerrero realiza un viaje por Andalucía en 1965 y visita el barranco de Víznar, donde Lorca fue asesinado, durante el cual realiza numerosos dibujos recopilados en un cuaderno, que por primera vez puede contemplarse en esta muestra en las salas del Centro José Guerrero.

Además, fruto de aquel intenso reencuentro, pinta en el año 1966 La brecha de Víznar, una de sus obras más influyentes, y otras telas monumentales de evocaciones lorquianas como A la muerte de Sánchez Mejías o Antojos negros con amarillos.

La Alhambra también fue para Guerrero motivo de inspiración, tal y como reconoció en múltiples ocasiones, especialmente en un motivo plástico que le acompañaría toda su vida: el arco, por su recurrencia decorativa y arquitectónica en la Alhambra. Su obra se vio también muy influida por el paisaje que rodea los Palacios Nazaríes: el Albaicín y el Sacromonte, temas habituales del artista.

+ www.alhambra-patronato.es
+ www.centroguerrero.org

Horarios
Palacio Carlos V
Todos los días, de 10 a 18 h (25 de diciembre y 1 de enero, cerrado)
Centro José Guerrero
Martes a sábados y festivos, 10.30 a 14 y 16.30 a 21 h; domingos y días
24 y 31 de diciembre, de 10.30 a 14 h