El reportero gráfico presenta imágenes de la fortaleza tomadas con una máquina de placas, la misma que utilizaban los viajeros del siglo XIX
Una mirada íntima y personal de la Alhambra, una Alhambra inédita. Una visión diferente, a través del objetivo de Fernando Manso (Madrid, 1961), que ha inmortalizado la fortaleza nazarí utilizando una máquina de placas, la misma que fotógrafos como Jean Laurent (1816-1886) utilizaban en el siglo XIX.
El resultado: la exposición Una visión inédita de la Alhambra, que puede visitarse en el Palacio de Carlos V, en la sala 10 del Museo de Bellas Artes de Granada, hasta el 20 de septiembre.
Organizada por el Patronato de la Alhambra y Generalife, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y Promoción del Arte, la muestra, que llega a Granada tras su paso por el Museo Arqueológico Nacional, está compuesta por 36 obras que reúnen un excepcional inventario de fotografías sobre la Alhambra, sus jardines, palacios y entorno del Conjunto Monumental.
Emocionado por contemplar su obra en su contexto artístico y por haber hecho realidad este proyecto, Fernando Manso ha reconocido en la presentación de su Alhambra Inédita que “cada fotografía es lo que he visto, lo que he vivido. Me empapé de lo que olía, lo que sentía. He pasado un año entero llegando a la Alhambra entre las 6:30 y las 7:00 horas para así evitar la presencia de los visitantes y poder observar los espacios que he retratado únicamente con uno o dos disparos por cada lugar”.
Acompañado por su inseparable cámara analógica, huyendo del uso de las nuevas tecnologías, Manso ha confesado que concibe la fotografía “como un arte. El mundo de lo digital ha hecho que la fotografía se popularice y vale todo. Me da pena”. Asimismo, ha confesado que desconocía la obra de Jean Laurent antes de embarcarse en este trabajo: “Tenía la menta limpia, el paisaje me atrapaba”.
Minimalismo en la Casa Morisca
La Casa Morisca, gestionada por el Patronato de la Alhambra, acoge la exposición monográfica Soledad Sevilla. Variaciones de una línea, 1966-1986.
Soledad Sevilla (Valencia, 1944) vuelve a Granada con una muestra que estudia las primeras dos décadas de su producción, centrada en las sucesivas exploraciones del espacio a través de la geometría, desde su representación gráfica en los dos planos -primero sobre papel y luego en tela- hasta la ocupación del espacio real.
En conjunto, la muestra presenta un recorrido coherente y riguroso que va sumando temas según avanza, incorporando a la indagación sobre el espacio la reflexión plástica sobre la luz, la transparencia, la poesía, urdiendo tramas cada vez más complejas, añadiendo capas de sentido que, paradójicamente, hacen que la obra generada gane en levedad.
Progresivamente, se va sintiendo la necesidad de hacer realidad la experiencia sugerida de entrar en las atmósferas que crean las pinturas, por lo que la artista da el paso, siempre en paralelo a su obra pictórica, a la instalación.
Desde la posición franca, valiente, pero respetuosa hacia la tradición que caracteriza la mejor modernidad, Soledad Sevilla, como algunos otros artistas de su generación, después de volcarse en los valores formales de la pintura va más allá de ellos mediante sutilísimas y sugerentes apropiaciones del espacio físico.
Una instalación es una alteración del espacio, un dominio generalmente temporal sobre él, una ocupación que implica la expansión definitiva de los límites bidimensionales del cuadro y de los volúmenes de la escultura tradicional.
La muestra se despliega en dos edificios. En la Casa Morisca (calle Horno de Oro, 14; todos los días, de 10 a 20 h) se alberga la instalación Casa de Oro, producida especialmente para la ocasión con el lenguaje de la época, aplicado en una obra que, además, es una invitación a gozar de nuestro rico patrimonio y a leerlo con herramientas y claves actuales, en una amena conversación que es una constante en las preocupaciones de Sevilla.
En el Centro José Guerrero (calle Oficios, 8; martes a sábado y festivos, de 10.30 a 14 y de 16.30 a 21 h, domingos, de 10.30 a 14 h) se ofrece el relato que traza la trayectoria de Soledad Sevilla desde los primeros estudios y variaciones sobre papel, en el contexto de la abstracción geométrica y el arte concreto y normativo hasta dos de sus series pictóricas más emblemáticas: Las meninas y La Alhambra.
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