Las investigaciones del arquitecto y escritor inglés sobre la fortaleza tuvieron amplia repercusión en todo el mundo durante el siglo XIX. Una exposición reúne y repasa todos sus apuntes y descubrimientos
Owen Jones (1809-1874) protagonizó los grandes debates estéticos de mediados del XIX, reflejo de las incertidumbres que producía el advenimiento de la era de las máquinas. En sus casi 50 años de actividad, realizó proyectos de arquitectura y de decoración interior, diseño industrial de piezas, ilustraciones de libros, propuestas tipográficas, diseños para barajas de naipes. Viajó por España, Francia, Italia y Oriente, escribió libros de amplísima difusión, impartió clases y conferencias y gozó de una enorme influencia.
Uno de sus viajes le llevó a Granada y al decisivo encuentro con la Alhambra. En sus dos visitas a la fortaleza (1834 y 1837), Jones miró el monumento con nuevos ojos: no ya como motivo de ensoñaciones o leyendas románticas sino como verdadero tratado de arquitectura. Fue en la Alhambra donde surgió su constante aspiración a integrar el legado islámico en la cultura contemporánea.
Su estudio del monumento fue extremadamente minucioso. Fruto de este trabajo fue la publicación, en 1842 y 1845, de los dos volúmenes de Plans, Elevations, Sections and Details of the Alhambra, obra que convirtió a la Alhambra en uno de los máximos referentes del debate arquitectónico del siglo XIX.
La exposición ‘Owen Jones y la Alhambra’, abierta hasta el 28 de febrero en el Palacio de Carlos V (lunes a jueves y domingos, de 9 a 18 h; viernes y sábados, de 9 a 20 h), pretende contribuir al estudio de la figura de Jones, así como al conocimiento de la historia del papel desempeñado por la Alhambra en las reflexiones de numerosos artistas y arquitectos contemporáneos.
Monedas nazaríes
Hay más exposiciones. Por ejemplo, la que reúne monedas de oro que fueron adquiridas recientemente por el Patronato de la Alhambra y que datan de la época del sultán Yusuf I (1333-1354). Se pueden ver en la muestra que, bajo el título de ‘Doblas nazaríes’, estará abierta hasta el 31 de diciembre, de martes a domingos de 8.30 a 14.30 horas.
‘Granada, meta de artistas’
El Museo de Bellas Artes exhibe una selección de obras de la colección del Patronato de la Alhambra, algunas de ellas nunca antes expuestas, en ‘Granada, meta de artistas’. Abierta hasta el 9 de diciembre, la muestra propone piezas como ‘Plaza de los Aljibes de la Alhambra’ (1833), de John Frederick Lewis; ‘Alhambra’ (1910), de Aureliano de Beruete y Moret; ‘Personajes árabes en un patio’, de François Antoine Bossuet’; ‘La Alhambra’ (1932), de Ismael de la Serna, y ‘Palacio de Carlos V’, de Santiago Rusiñol. Se podrá ver los martes de 14.30 a 18; miércoles a sábado, de 9 a 18 h, y domingos y festivos, de 9 a 14.30 horas.
La Sala de las Camas, espacio del mes
Todos los martes, miércoles, jueves y domingos, de 8.30 a 18 horas, los visitantes que accedan al Conjunto Monumental tendrán la oportunidad de conocer este espacio, cerrado a la visita pública por su especial fragilidad.
La Sala de Camas era un lugar de reposo y atenciones previas al baño, iluminado mediante una linterna, en torno a la cual se distribuían en la planta alta las habitaciones del servidor del baño. Los llamativos colores de la estancia no son los originales, sino que se aplicaron en una restauración de la segunda mitad del siglo XIX.
Ampolla de vidrio y perfume Nazarí
La ampolla de vidrio y el perfume en la Granada Nazarí es la pieza del mes de diciembre en el Museo de la Alhambra. Se podrán conocer a fondo con la ayuda de la Historiadora del Arte Montserrat Morillas. La cita será todos los sábados a las 12 horas.
Las ampollas se utilizaban para contener esencias (ungüentos, perfumes, aceites). Las esencias más utilizadas eran las obtenidas del limón, rosa, violeta, ámbar, o almizcle.
El Mirador de la Silla del Moro, abierto los fines de semana
La Silla del Moro, una construcción de carácter militar integrada en la red defensiva de la Granada del siglo XIV, constituye un vestigio de los edificios medievales vinculados con la Alhambra y el Generalife, junto con los palacios de Dar al-Arusa y los Alijares.
Situada en la falda norte del Cerro del Sol, la Silla del Moro ejercía una posición de dominio sobre el curso del río Darro, las huertas del Generalife, la Alhambra, la ciudad de Granada, la Vega y sus montañas limítrofes. Concretamente se destinaba a vigilar la Acequia Real.
El Patronato de la Alhambra y Generalife y el Ministerio de Cultura han recuperado la Silla del Moro como un gran mirador del monumento nazarí hacia la ciudad, restableciendo así el uso patrimonial de este lugar. La labor arqueológica que se ha efectuado consolida y pone en valor el edificio.
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